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»Si alguien me presenta como ofrenda un cordero, deberá poner sus manos sobre la cabeza del animal y matarlo a la entrada del santuario. Luego, los sacerdotes derramarán la sangre en los costados del altar, 9-11 y sobre él quemarán lo siguiente: los intestinos, los dos riñones, los lomos, parte del hígado, y la grasa que recubre todo eso, y toda la cola. Se trata de comida que se presenta en mi honor.

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